¡Inicio de año!

¡Inicio de año!

SUEÑOS: ¡Inicio de año!… Hoy que te vi, después de muchos años de no hacerlo, recordé que estaba enamorado de ti. Lo admito, mi ilusión hacía ti se esfumó cuando me contaste que tu máximo sueño en la vida era usar un collarín ortopédico.

Mira si la vida es un mal chiste, pues precisamente traías uno puesto. Me alegré al saber que al menos uno de los dos ha logrado sus sueños.

FERNANDO: Hoy me encontré a mi primo Fernando cerca del mercado. Estuvimos hablando de fútbol, de la familia, de mil cosas. Al despedirse me dijo: “pronto nos veremos todos los días”.

Lo que me tiene un tanto desconcertado es que mi primo Fer tiene 8 años de muerto.

PRECAVIDO: Le dijeron, cuando vayas a Ciudad de México, ¡Cuídate de que te roben! ¡Métete el dinero en los zapatos! El problema es que el sólo usaba “morralla”. Terminó todo ampollado.

Fin de año.

PENA: Simplemente el amor, como dicen, se había acabado entre nosotros. Así estuvimos varios meses, entre reclamos y malas palabras. Este diciembre, por fin decidimos cortar antes de que aquello terminara en tragedia. Ella me mando a “la Chin…a”, con todo y tu madre, me dijo; yo la mandé al “demonio”. Desde entonces siento pena por el Diablo.

INFIERNO: Despertó todavía con el recuerdo de haber atravesado la calle tratando de ganarle al veloz auto que se aproximaba. El golpe seco lo hizo volar por los aires, la caída fue dolorosa. Sabía que había muerto. No tardo en averiguar que estaba en el infierno, ya se escuchaban las canciones de Carla Morrison y Mon Laferte de fondo musical.

SABOR: Me detengo en la orilla de la banqueta esperando mi turno de cruzar la calle, aprovechando la eternidad del semáforo abro el libro que traigo bajo el brazo y continúo su lectura. De repente siento la mirada de una mujer ubicada al otro lado, ella fuma mientras me observa con curiosidad. La luz nos da el paso, aquella mujer y yo avanzamos en dirección opuesta y a mitad de la calle nos

detenemos durante un segundo mientras nos miramos de reojo. Una vez en la acera cada uno da media vuelta a ver al otro, yo me pregunto a qué sabrá lo que fuma, tal vez ella se pregunte a qué sabe lo que leo.

ARMA: ¡Saquen todos sus armas!, ahorita nos cargamos a esos infelices. ¿No traes pistola? No, yo soy escritor y sólo cargo mi bolígrafo. ¿Y eso para qué nos puede servir? Bueno, alguien tiene que escribir esto que nos está pasando.

San Lunes… Por Víctor Hernández.

Salir de la versión móvil