En la última década, la interrelación entre medio ambiente, género y desarrollo sustentable ha cobrado una relevancia cada vez mayor en el debate internacional y nacional. En México, este tema ha sido parte de las políticas públicas, sin embargo, los avances son insuficientes y las brechas de desigualdad de género persisten, especialmente en áreas rurales. A medida que el país avanza en la Cuarta Transformación impulsada por el gobierno actual, es crucial analizar cómo las políticas ambientales y de género pueden contribuir al desarrollo sustentable, atendiendo no solo los problemas ecológicos, sino también las desigualdades estructurales que afectan a mujeres y comunidades vulnerables.
En este artículo, actualizamos y contextualizamos los temas abordados en el ensayo original de 2015, tomando en cuenta las nuevas políticas públicas, reformas constitucionales y los desafíos contemporáneos para integrar la equidad de género en el marco del desarrollo sustentable en México.
1. Medio ambiente y género en el paradigma de desarrollo sustentable
El concepto de desarrollo sustentable, popularizado a nivel mundial desde la Conferencia de Río en 1992, ha evolucionado para reconocer que la crisis ambiental no es solo un problema técnico, sino profundamente social y político. En 2024, este enfoque sigue vigente, pero con la inclusión de nuevas dimensiones como el cambio climático, la justicia ambiental y la equidad de género.
El desarrollo sustentable ya no puede ser entendido únicamente como la preservación del medio ambiente, sino que debe incorporar una ética que respete la dignidad humana y la equidad entre géneros. A nivel internacional, se ha reconocido que las mujeres desempeñan un papel clave en la gestión de recursos naturales y son quienes sufren de manera más directa las consecuencias del deterioro ambiental. En México, este reconocimiento se ha integrado de manera paulatina en políticas públicas, aunque sigue siendo insuficiente frente a los desafíos estructurales que enfrenta el país.
2. Género y prácticas comunitarias
En las zonas rurales de México, las mujeres están profundamente conectadas con la gestión de los recursos naturales. Ellas son las encargadas de recolectar agua, leña y alimentos para sus hogares, pero estas actividades no suelen ser remuneradas ni valoradas en términos económicos. La división sexual del trabajo, que asigna a las mujeres las tareas reproductivas y domésticas, sigue siendo una barrera para su participación en la toma de decisiones y en proyectos de desarrollo sostenible.
Desde 2015, las organizaciones comunitarias y feministas han trabajado para visibilizar el papel crucial que juegan las mujeres en el manejo de los ecosistemas locales. Sin embargo, en 2024, las mujeres rurales continúan enfrentando desigualdades en el acceso a recursos como la tierra, el agua y la tecnología, lo que limita su capacidad para adaptarse a los impactos del cambio climático y otras crisis ambientales.
Un ejemplo de esto es el papel que desempeñan las mujeres mazahuas en el estado de Michoacán, donde la tala inmoderada de bosques afecta su acceso a recursos vitales. A pesar de las políticas implementadas para proteger la biodiversidad, las comunidades locales, y en particular las mujeres, siguen enfrentando condiciones de vida precarias, agravadas por el deterioro ambiental.
3. Políticas ambientales y de género en México
En la última década, el gobierno de México ha avanzado en la implementación de políticas ambientales más inclusivas. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT) ha lanzado programas que promueven la participación de mujeres en proyectos de conservación, como el uso de estufas ecológicas y la reforestación. Sin embargo, estas iniciativas aún carecen de una perspectiva de género integral.
El Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024, impulsado por el gobierno de la Cuarta Transformación, incluye la equidad de género como un eje transversal en todas sus políticas. A nivel ambiental, esto ha significado una mayor participación de mujeres en programas comunitarios y en la gestión de proyectos ecológicos. No obstante, los avances siguen siendo limitados, ya que no se ha logrado transformar las estructuras patriarcales que perpetúan la invisibilización del trabajo de las mujeres en el ámbito doméstico y ambiental.
Un estudio reciente de 2024 sobre la participación de mujeres en proyectos ecoturísticos revela que, aunque hay un mayor reconocimiento de su rol, las políticas aún no han sido capaces de cambiar significativamente las relaciones desiguales de poder dentro de las comunidades rurales.
4. Política económica y reformas constitucionales
Las reformas constitucionales en materia ambiental, incluyendo la reforma energética y la reciente prohibición del fracking en 2023, han generado un nuevo marco regulatorio que podría tener efectos directos en la sostenibilidad. Sin embargo, las políticas macroeconómicas continúan priorizando un modelo extractivista que pone en riesgo los avances en materia de equidad de género y sustentabilidad.
El modelo económico neoliberal que prevalece en muchos sectores sigue profundizando las desigualdades sociales y de género. Aunque el gobierno de la Cuarta Transformación ha impulsado políticas para reducir la dependencia de recursos fósiles y avanzar hacia un modelo más sostenible, la implementación de megaproyectos, como el Tren Maya y el Corredor Interoceánico, ha sido objeto de críticas por su impacto ambiental y social en comunidades indígenas y rurales, donde las mujeres siguen siendo las más vulnerables.
5. Retos hacia la sustentabilidad
A medida que México avanza hacia un modelo de desarrollo más inclusivo y sostenible, es fundamental integrar la perspectiva de género de manera más efectiva en todas las políticas públicas. La sustentabilidad no solo implica la conservación del medio ambiente, sino también la creación de sociedades más justas e igualitarias.
Los retos hacia la sustentabilidad en 2024 siguen siendo enormes. Es necesario fortalecer las políticas de género para asegurar que las mujeres, especialmente en comunidades rurales y marginadas, tengan acceso a recursos, formación y participación en la toma de decisiones. Solo así se podrá avanzar hacia un desarrollo verdaderamente sustentable que respete tanto el medio ambiente como los derechos de las mujeres.
Las políticas públicas deben pasar de ser reactivas a proactivas, abordando de manera integral las necesidades ambientales y de género. El gobierno de la Cuarta Transformación tiene la oportunidad histórica de consolidar estos avances, pero para lograrlo será necesario un compromiso político firme y la participación activa de todos los sectores de la sociedad.
6. Referencias bibliográficas y electrónicas:
- Bermejo, Roberto (2013), “Concepto del desarrollo sostenible en ‘Del desarrollo sostenible según Brundtland a la sostenibilidad como biomímesis’”. Instituto de estudios sobre desarrollo y cooperación internacional. Universidad del País Vasco. 13-23.
- Flores, Esperanza y col. (2003); “Género y Medio Ambiente”. Plaza y Valdéz Editores. México.
- INMUJERES (2024) “Reporte de situación actual sobre género y sustentabilidad”. Consultado en http://cedoc.inmujeres.gob.mx.
- Sánchez, Laura y Espinosa, Rubén (2023); “Género, ecología y pobreza: un análisis de las mujeres mazahuas en Michoacán”.